Proyectos, proyectos, proyectos…

Me cuesta mucho actualizar la página, fundamentalmente por pereza, así que tengo que buscar un sistema para que no me cueste tanto. Por lo pronto, ahora que el verano ya ha decidido irse acercando poco a poco, pienso en todas las cosas que quiero hacer y me gusta, porque hay varias y todas me hacen ilusión, aunque reconozco que la desidia la mayoría de las veces me gana.

¿Cuáles son esas cosas?

La primera, sea como sea, es casi seguro que verá la luz en septiembre. Si tiene continuidad en el tiempo o no ya se verá; depende de muchos factores. Me vais a permitir que no diga nada más, por ahora, de este proyecto.

Lo segundo que quiero hacer es retomar todos mis relatos, darles un lavado de cara, un pulido, un maquillao, y tratar de publicarlos o editarlos en algún sitio. ¿Quién sabe? Lo mismo puedo dejar de trabajar y me véis firmando libros en la Gran Plaza algún año.

¿Más cosas? Me ha entrado el gusanillo musical, así que quiero tratar de aprender a tocar la guitarra bien (vamos, ensayar y esas cosas) y montar de una vez por todas las canciones que tengo escritas por ahí desde hace años. Estoy tratando de hacerme con aparatitos para tener un mini estudio casero, así que ya veremos si lo termino consiguiendo o me echan antes de casa…

También quiero retomar un poco mi vena poética, pero reconozco que esto me va a ser más complicado, porque la poesía requiere más atención, y yo he ido perdiendo esa capacidad con los años. Eso sí, es una capacidad recuperable, lo sé; así que es algo que voy a intentar. (Por cierto, Enrique García Máiquez, un grandísimo poeta gaditano; os lo recomiendo).

¿Más? Bueno, quiero plantearme un verano relajado, pero de estudio. De estudio de cosas que tengo pendientes. Un verano de música, literatura y, claro, algo de sol y deporte. A ver si consigo dejar de ser «gordito».

Mañana tal vez escriba algo sobre mi visita de ayer a Huelva, el feudo de Tappy y Espe.

Es curioso que hace tres semanas estaba como sumido en algo parecido a un bache anímico; el viernes pasado me reuní con antiguos amigos del instituto en una azotea de Sevilla, para un concierto de otro amigo, y mi bache anímico desapareció por completo.

Este fin de semana Tappy y Espe han conseguido que siga en ese estado de amanecer contínuo donde, como dice Gene Kelly en mi película favorita, «Cantando bajo la lluvia», «todo es luminoso y el sol brilla por todas partes».

¿Conclusión? Un consejo: si os rodeáis de gente buena vuestra vida tendrá buenos momentos. Buscad gente que os aporte cosas. Los amigos son una de las mejores cosas que nos regala la vida, en serio…

(Y lo dejo aquí, que me pongo tierno, se me sube el azúcar en sangre y no me aguanto ni yo).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *