— Bueno, si te descuidas ya no es «mañana», que era lo que decías ayer.
— Hombre, Billy. ¿Hoy estás impertinente?
— No sé qué significa eso, pero no suena muy bien. ¿Vas a seguir, entonces, con esto o qué?
— Si no me interrumpes y me dejas empezar…
— Vale, vale. Todo tuyo.
— A ver si es verdad, aunque me temo que no. Pero bueno…
— …
Estábamos en que ChatGi me hizo una imagen partiendo de su propia descripción de Billy. A mí, realmente, me gustaba, pero no estaba cerca de la imagen que yo tenía en mi cabeza de Bug cuando hablo con él. Así que le hice un par de indicaciones para que cambiase algunas cosas en esa imagen primigenia:
Me encanta esta ilustración del Billy Buganvilla que te imaginas. Si te soy sincero, yo me lo imaginaba algo más rellenito; con un pelín más de peso… ¿Puedes ponerle algunos kilitos de más a la ilustración que me has hecho?
…y ChatGi me hizo esto:

— Vale, seamos sinceros: no soy yo.
— Eso está claro, pero era el camino a seguir… con retoques.
— ¿En serio me veías con ese pañuelito, esa camiseta hortera y esa cara de…? Bueno, esa cara.
— Realmente no. Pero…
— Bueno, mejor sigue con la historia no vaya a ser que te metas en un jardín del que no podrás salir bien parado…
— Vale, pero espera a que acabe toda la historia para opinar, por favor…
— Ya veremos.
— ¡¡Señor, qué paciencia!!
El caso es que no me terminaba de convencer por algunas cosas. Se las indiqué y le pedí a ChatGi que me volviera a generar la imagen:
¿y una cosa intermedia entre uno (el primer dibujo) y otro (este)? Además, creo que debería tener más cara de pillo que de bonachón…
…y generó esto:

— ¿En serio? ¡Déjame hablar con el ChatGi ese! Vaya inteligencia artificial más faltona.
— Digamos que interpretó mis indicaciones muy libremente.
— Y con muy mala idea.
— Por supuesto, le corregí.
— Es lo menos que podías hacer. Yo lo habría desinstalado directamente.
— Ya, pero tú no eres yo, así que seguí dándole indicaciones.
— A ver con qué nuevo monstruo nos sale después de este.
— Déjame que lo cuente.
— Vale.
El caso es que a Billy no le falta razón. Esta imagen era «fea«. Aparte del sobrepeso evidente, el rostro era de alguien malvado, no de alguien pícaro. Y eso le dije:
No, no, ChatGi. Este Billy Bug último tiene cara de malo, y él no es así. Además, no tiene sobrepeso. El primero que me dibujaste estaba más cerca. Me refería a ese pero con cuatro o cinco kilos de más solamente…
Pero volvió a interpretar bastante libremente lo que le dije. Eso sí, esta nueva imagen que hizo me gustó, aunque por otros motivos. Y, por supuesto, seguía sin ser mi Billybug.

— ¿¡¡Pelirrojo!!? Esto ya se pasa de castaño oscuro. Esto…
— Sí, se pasa del castaño oscuro al pelirrojo. Exactamente.
— Mira, no hagas bromitas, ¿vale? ¿Pero tú viste bien lo que dibujó el ChatGi ese?
— Claro que lo vi. ¿Quién crees que estaba dándole los parámetros para que cambiase cosas en esas imágenes?
— Pues debes de explicarte fatal, porque o no te estaba entendiendo, o estaba jugando contigo… y conmigo de forma indirecta.
— No seas tan quisquilloso. El proceso era divertido y, además, no te pongas muy tonto, que este último niño puede aparecer de alguna forma en tu historia, ¿eh? Que me gustó la imagen.
— Es que no hay quién te entienda. Al final dejaré de hablarte, ya verás.
— No creo que hagas eso. Además, no sabes cómo acaba todo, así que… No juzgues nunca una obra que no está terminada.
— Ya salió el Juanma zen.
— Billy, un respeto. Voy a seguir, ¿vale?
— Sigue, sigue…
Realmente sí que me gustó mucho este personaje, por su cara de malo, su pose de chulillo y el detalle del tarro con el pobre saltamontes dentro. Pero seguía sin ser Billy.
Este tiene cara de malo y podría ser la némesis perfecta de BillyBug. Pero sigue sin ser mi Bill Buganvilla. ¿Menos peso y cara de listo en lugar de cara de malo?
…y voy a dejarlo por hoy con esta imagen que me generó tras esas palabras. Era una imagen de un niño que podía acercarse bastante a mi Bug, pero aún le faltaba afinar algunos detalles, rasgos y características físicas.

Me encantó el detalle de la buganvilla en el pelo y el dibujo en sí, pero…
—…este seguía sin ser tu Bill Buganvilla.
— Exacto.
— Aunque este es más guapo y está más en forma, lo reconozco. No me hubiese importado ser este.
— A mí tampoco me hubiera importado medir diez centímetros más o tener melena pero, oye, lo que hay es lo que hay. Y cada persona tiene su valor. Ya sabes que he dicho muchas veces, porque me lo ha repetido mi padre siempre, que de guapura y de inteligencia no se puede presumir, porque son cosas que se nos han dado; no es algo que hayamos conseguido nosotros con nuestro esfuerzo.
— Sí, vale, muy bonito. Pero no me hubiese importado ser este.
— Pero no lo eres. Y a mí me gusta cómo eres. ¿Y cómo sabes que este que te gusta no se estropea cuando crezca? Tú, en cambio, seguirás siendo el mismo impertinente achuchable que has sido desde el principio, siempre.
— ¡Puag! ¡Por favor! Ve cerrando la entrada porque te estás empezando a poner pasteloso y es algo que me produce escalofríos.
— ¿Ves? Impertinente achuch…
— ¡¡Calla!!
— ¡¡Jajaja!! Vale. Lo dejo por aquí para que las dos o tres personas que me leen no se cansen.
— Si es que no se han cansado ya. A saber cuántos han llegado hasta aquí.
— Y si no te callas…
— Vaaaaaale.
Pues eso. Que mañana intentaré enseñaros definitivamente el aspecto de Bill Buganvilla. Mi Bill Buganvilla.
— ¡¡Qué paciencia!!
—¡¡Billy!!
—Vaaale, ya me callo.


Esti says:
Me encanta!!!