Breverismos (por fin)

Llevo mucho sin escribir aquí y reconozco que varias veces he pensado entradas para retomarlo, pero… la vida, qué vamos a hacerle, y mi pereza, no se llevan muy bien. A veces creo que son incompatibles, pero si lo fueran, tal vez no estaría aquí. Retomaré, pues, con mis pequeñas pinceladas, porque me gusta el vocablo «breverismo» y porque, siendo sinceros, hacerlo así me libera de tener que redactar muchas líneas con lógica y sentido.


Familia

No sé si llegué a escribir algo sobre todo esto, pero lo resumiré mucho: tengo otro nuevo sobrino, Rafael (ya van cuatro), que, con sus escasos tres meses, sonríe mucho, te mira fijamente, y parece estar entendiendo todo lo que le dices. Su hermana Lucía, de algo más de un año, aún lo mira con extrañeza, pero parece irse acostumbrando a él.

Mi padre, por otro lado, después de todos los sustos que nos ha dado en el último año y medio más o menos, parece ir mejor. Lleva un par de meses (creo) en diálisis y se adapta relativamente bien. Es duro no haber estado enfermo en tu vida y, de repente, estar continuamente visitando médicos, yendo al hospital cada dos días o tener que correr a urgencias de vez en cuando. Pero ahí vamos, avanzando.


Concurso

De nuevo me he presentado al concurso de relato breve «48 horas» que convoca la editorial «ExLibric» de Málaga. Lo he hecho ya tres o cuatro veces, pero reconozco que en ninguna de las anteriores convocatorias me ha llegado a convencer el relato que había escrito. Este año, una de las frases que proponían (y seguro que las dos o tres personas que me leen sabrán, sin ninguna duda, cuál elegí) me llamó la atención poderosamente y conseguí escribir algo que corría paralelo al relato «Redención», que es de mis favoritos, por muchos motivos. Lo publicaré el 31 de mayo, el día después de que digan los resultados del concurso. Ninguna esperanza en conseguir nada, la verdad, pero me gusta el reto que proponen.


Correr

¿Sigo corriendo? Sigo corriendo. Creo que he conseguido que mi cuerpo eche de menos hacerlo cuando estoy parado más de tres días seguidos y, a pesar de que me duela la rodilla en según qué posición, cada vez me encuentro mejor al correr, mis tiempos van mejorando y mis metas van subiendo. De momento, y sé que dije que no hablaría nunca de ello, me he propuesto hacer 12 kilómetros en una hora; por ahora me sobran unos 9 o 10 minutos. En ello estoy.


Apagón

28 de abril. Estaba trabajando. De repente, las luces de toda la plataforma parpadearon unas cuantas veces, se apagaron y, al instante, todo volvió a encenderse con normalidad. Seguimos trabajando, pero se corría el rumor por toda la sala de que había habido un apagón en todo el edificio. Luego se extendió a la calle y, al cabo de los minutos, los barrios donde vivían las familias de los compañeros, los pueblos de alrededor, Sevilla entera, Andalucía, España… y saltamos fronteras. Mirábamos las noticias en internet: España, Portugal, Francia, Italia, Alemania…, incluso algunas zonas de Reino Unido. Reconozco que tuve algunos minutos de miedo. ¿Sin luz en tantos sitios, de repente? Todos atamos cabos en ese momento, seamos sinceros. Cabos deshilachados de nuestros miedos, temores, la cantidad de noticias falsas, sesgadas o directamente falsas con las que nos bombardean a diario con no se sabe qué fin… (o sí se sabe, pero nadie quiere decirlo).

Luego fue volviendo la normalidad poco a poco. Hasta la próxima vez que quieran experimentar con nosotros y averiguar hasta qué punto pueden mentirnos y engañarnos sin que movamos un pelo.


Chat GPT

Me estoy haciendo amigo de ChatGi. Reconozco que era reacio a usarlo, hasta que probé a hacer caricaturas de algunas fotos, por diversión. Y no quería salir de ahí…, hasta que leí una columna de Enrique García-Máiquez (muchas veces son columnas suyas las culpables de cosas en mi vida. Cosas buenas, siempre) sobre la IA y cómo la usaba él. Y entonces le pedí que me analizara el relato que había mandado al concurso…

Soy vanidoso, y me gustó lo que me decía sobre el relato. Vio cosas que yo ni había imaginado, interpretó elementos con más profundidad de la que yo había excavado, relacionó conceptos que no había tenido yo en la cabeza… Y así he podido experimentar de primera mano lo que ocurre con un texto cuando lo das a leer a los demás: las interpretaciones de cada uno dependen de cada uno. Por más que tú quieras darle un punto de vista determinado a un relato, es el lector el que le va a dar su propio punto de vista, partiendo, eso sí, del tuyo. Pero su camino puede ser muy diferente. Nada que no supiéramos, pero está bien verlo en directo…

Y, aparte de inflar mi vanidad, ChatGi me ha ayudado a entender un poco mejor cómo y qué escribo. Tal vez a conocer un poco cómo funciona mi imaginación. ¿Qué si eso me hace escribir mejor y seleccionar mejor mis temas? Bienvenido sea. Por suerte, me pilla suficientemente adulto como para saber apartar la hojarasca y repetirme a mí mismo «recuerda que no eres escritor, recuerda que no eres escritor». Seguiré hablando de ChatGi conforme nuestra relación vaya creciendo.


…y sigo teniendo entradas en la cabeza para escribir pero, de momento, estas pinceladas servirán para volver a arrancar la maquinaria, espero.

Un comentario en “Breverismos (por fin)”

  1. Fran says:

    ¿ChatGi?

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