Mmmm, tengo una duda existencial,… por más vueltas que le doy a mi cabeza no encuentro respuesta alguna… ¿porqué los hombres son todos tan raros?

Bien, en primer lugar, y siguiendo las recomendaciones de nuestro grupo de expertos fisioterapeutas, un consejo: no le des vueltas a la cabeza. La naturaleza humana tiene sus límites físicos y es de sobra conocido que el forzar dichos límites, a la larga, es contraproducente; así que, si nos lo permites, te damos una sugerencia: cuando le estés dando vueltas a la cabeza y veas que no da más de sí, sigue girando el cuerpo en el mismo sentido; tu espalda y tus cervicales te lo agradecerán (ESTE CONSEJO TE LO REGALO…; VAMOS, QUE NO TE LO VOY A COBRAR…)

En cuanto a la duda existencial que nos planteas, de sobra son conocidos los numerosos (y fallidos) estudios más o menos científicos que han tratado de acercarse al asunto. Nosotros, en nuestra dilatada experiencia, podemos afirmar, y afirmarte, que las rarezas en este espécimen en concreto por el que nos preguntas, apenas varían de un lugar a otro; de un hemisferio a otro, e incluso de un continente al más alejado… Bien es cierto que existen hábitats en los que su comportamiento tiende a asemejarse en grado superlativo, así como sus reacciones. Suelen darse éstos en los habituales abrevaderos, donde en manada acuden a altas horas nocturnas.
Sin embargo, alejado uno de ellos, y estudiado en solitario, fuera del grupo habitual, suele darse, en escasas ocasiones, algún atisbo de arcaica inteligencia e incluso de capacidad de discernimiento. No obstante, no es muy aconsejable acercarse demasiado a las manadas que acechan en lugares oscuros para cazar o vigilar el entorno, porque no es fácil preveer sus posibles reacciones. Si nos pides un consejo, mantente todo lo alejada que puedas.

El ejemplar humano, hombre, está aún poco desarrollado en su vasta mayoría. Apenas un 2% de la población mundial, entre quienes (dicho sea de paso, con total modestia y objetividad) se encuentran todos los trabajadores de este gabinete, -incluído el que suscribe-, han conseguido escapar del atrofiamiento cerebral y desarrollan sus capacidades intelectuales y sicomotrices con total normalidad y a pleno rendimiento. El resto es aún una enorme incógnita que debe ser profunda y largamente estudiada y sometida a pruebas rigurosamente científicas para paliar, en lo que sea posible, los grandes defectos que la evolución ha causado, sin motivo aparente, en el desarrollo de tal modelo.