Detenerse y…

Lo sé, tengo mi propia web abandonada, y mucho. Desde la última vez que escribí aquí han pasado muchas cosas, pero me quedo siempre sólo con las buenas. Las malas, al fin  al cabo, terminas por olvidarlas.

Me alegra mucho el poder asistir desde casi la primera fila a los éxitos y las consecuciones de los sueños de mis amigos.

María Iglesias, a la que conocí gracias a Paramount Comedy, ha conseguido sacar a la luz su primer libro, «Lazos de humo», que es lo que ando leyendo últimamente y lo que, definitivamente, me ha dado el empujoncito necesario para que yo me ponga en serio con mi proyecto literario sobre La tía Lula, mi hada particular.

Por otro lado Tappy está bastante cerca de dar una vuelta de tuerca, con un poco de suerte, en su carrera artística. No diré nada por ahora, para no gafarlo, pero estoy seguro de que saldrá bien.

Por lo demás, todo sigue sin muchos cambios, por eso he decidido retomar ésto hablando de otras personas de las que me alegro por sus éxitos.

Quiero ver si soy capaz de llevar a cabo algo: suelo entrar de vez en cuando en el blog de un cura de Bilbao (lo sé, ahora, muchos de los que leáis esto, pensaréis: «claaaaaro, ya me explico muchas cosas» , pero ya sabéis, también, que me da igual) que se llama «Pensar por libre» y que tiene un lema que él cumple: «Nulla die sine linea» que, para los que tenéis la desgracia de no haber podido estudiar latín, significa «Ningún día sin línea». O sea, que todos los días escribe algo…, y éso es lo que quiero tratar de hacer yo. ¿Lo conseguiré? Probablemente no, pero hay que ponerse metas altas para no quedarse pegado al suelo, ¿no? Pues éso.

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