—¿Eres consciente de que hoy nos es «mañana»?
—Soy consciente. Pero los días tienen las horas que tienen.
—Sí, y perder el tiempo se te da muy bien.
—¿En serio vamos a empezar así?
—Alguien te lo tiene que decir.
—Y para eso estás tú aquí, ¿no?
—Tú sabrás.
—Vale. Mejor no empezamos a discutir en público, que al final vuelvo a escribir otra entrada larguísima casi cuando ya estamos llegando al final.
—Muy bien. Ya lo hablaremos en serio tú y yo, a solas.
—¡Lo que tengo que aguantar!
—Culpa tuya.
—Lo peor es que tienes razón.
—Como siempre.
—…
El caso es que, después del último dibujo que ChatGi generó siguiendo lo que le iba diciendo, quise tirarme a la piscina, y le propuse lo siguiente:
¿Podrías hacerme una imagen real de este Billy Bug?
(Me refería al último dibujo; el último de la anterior entrada). A lo que ChatGi me interrogó sobre algunas características específicas que creía necesitar para poder generar una imagen lo más realista y cercana posible a lo que yo tenía en mi cabeza.

…así que le contesté lo que se me iba viniendo a la cabeza:
Quiero que esté mirando hacia adelante, como hablando con alguien que no se ve. Unos 12 años, regordete pero sin estar gordo, pelo enmarañado, ojos marrones y ligremente bronceado pero no demasiado. Pantalón corto, camiseta con rayas horizontales finas, calcetines caídos, calzado deportivo cómodo…
Y ChatGi hizo este resumen de lo que yo le pedía:

Después de que le diera el visto bueno a sus anotaciones me preguntó si lo quería en algún sitio en concreto, a alguna hora determinada, con algún fondo… Pero le dije que quería algo neutro, como de estar en ninguna parte. Y se puso manos a la obra. Reconozco que estaba nervioso.
¡¡Y aquí está Bill Buganvilla!! Billy, Bill, Bug, Billybug… El niño impertinente y achuchable que me riñe hasta cuando yo no se lo pido y al que, es cierto, le debo una buena aventura.
—Mira que te gusta darle vueltas a las cosas.
—Hay que darle algo de emoción, ¿no?
—Ya, pero sabes de sobra que esta es una manera artificial de darle emoción. ¿Vas a poner ya el resultado o no?
—Veeeeeeeeeenga.
Este es BILLY BUGANVILLA:

Ahora ya le podéis poner cara al impertinente achuchable.
—No tengo palabras.
—Lo sé. Y eso es bueno.
—No sé qué decirte. Al menos no me has sacado muy gordo, ni muy feo.
—No eres feo. Es más, tengo alguna amiga, estoy seguro, que te pellizcaría los mofletes y te abrazaría.
—¡¡No, por favor, ¿eh?!!
—Y eso que no sé si poner tu imagen con seis años, que esa sí que es… cuqui.
—¿En serio has tenido que poner esa palabra? ¿No se te ocurría otra más humillante?
—Cállate. No tienes ni idea. Como no vas a crecer nunca no podré decirte eso de «cuando seas mayor lo entenderás mejor«. Pero podrías fiarte de mí en algún momento.
—Mi problema es que me fío de ti más de lo que te mereces.
—Mira, no te voy a quitar la razón, ya ves.
Pero voy a hacer algo. Para seguir dándole la razón a Billy, voy a dejar una última entrada, esta sí, la definitiva, con algunas de las imágenes que, tras esta, le he ido pidiendo a ChatGi sobre él. A mí me resultan graciosas.
Una pequeña broma: como a veces le llamo Bug (insecto, en inglés; en mi caso no es porque le crea un insecto, simplemente es por abreviar Buganvilla)…
—Menos mal que lo has aclarado, porque no me estaba gustando nada.
—Venga, déjame que acabe con esto por hoy, que tengo mucho lío.
—Vale. Ya mañana discutimos.
—Me parece bien.
…pues eso, como a veces le llamo Bug, un día le pedí a ChatGi que me hiciese un dibujo de él sentado en una parada de autobús. Generó esto:

—¡¡Qué humillante!!
—No seas exagerado. Es gracioso.
—Claro, a ti no te han dibujado como un bicho morado, con flores en la cabeza y bastón.
—Es sonriente y simpático. Además, tiene alas, o sea que, lo mismo, ni le hacía falta esperar al autobús.
—Encima eso: un bicho vago.
—Qué poco sentido del humor tienes.
—Es que esto de estar en tu cabeza, de un lado a otro, sin nada que hacer…
—No vamos a empezar otra vez, ¿no?
—Algún día tendremos que acabar.
—Algún día. Pero ahora, ¿me dejas que cierre la entrada?
—Claro. ¿Quién te lo impide?
—Tú.
—Vaya, otra vez echándome la culpa de tu manía por darle vueltas a las cosas hasta el infinito.
—Y tu manía de interrumpirme cuando estoy acabando.
—¿Ves? Siempre las culpas para l…
—¡¡Billy!!
—Vaaaaaale, ya me callo.


Carmen says:
Entiendo que no será la definitiva, tu curiosidad/interés x tu nuevo amigo crece con mucha rapidez. Jijijiji
Juanma Suárez says:
Si supieras, Carmen, que con mi «nuevo amigo» llevo muchísimos años ya… Sólo que ahora, por fin, le pongo fisicidad. La de broncas que me ha echado creo que podrían superar o, como poco, igualar a las de mis padres. ;-P