10 minutos

Que no te haga falta despertador para levantarte es señal de que te haces mayor (o de que ya lo eres), y de que llevas mucho despertándote a la misma hora.

Estos días que estoy de vacaciones intento despertarme algo más tarde, pero mi reloj interno se niega a perder la rutina, así que ni siquiera quito la alarma del móvil, aunque sí que me hago un poco el remolón cuando suena. La tengo programada para que suene cada diez minutos después de la primera vez, por si alguna mañana me da por pasar de él más de la cuenta…, y no sé cuánto tiempo como máximo seguirá sonando ese intervalo de diez minutos después de la hora prevista. Nunca lo he comprobado.

El caso es que parece poco tiempo, pero puedo asegurar que diez minutos es mucho. A veces se me hacen muy largos, otras incluso me ha dado tiempo a soñar alguna cosa…; en ocasiones tengo que mirar el móvil porque me da la sensación de estar zascandileando en la cama muchísimo más tiempo…, pero no; y por lo general, cuando miro, tan sólo han pasado siete u ocho minutos.

Es posible que tengamos más tiempo del que pensamos, salvo que lo desperdiciamos mucho, o no lo aprovechamos con intensidad. Está claro que, a veces, es bueno «perder» el tiempo, pero que es oro y bastante, también.

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