«Hermanos, lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad». Lo dice el comandante de las tropas del norte, general de las legiones Fénix, Máximo Décimo Meridio, antes de entrar en batalla. Y yo siempre he vivido con un ojo puesto en la eternidad, la verdad, aunque no espero hacer mucho eco; sólo el justo para que sepan que estoy en la puerta y me abran.
Hace unos días actualicé la cabecera de mi Facebook porque se me ocurrió que era un buen sitio para escribir cosas, volver a usarlo, ya que lo tengo… Y quise buscarle un para qué y, corriendo, de repente, se me vino a la cabeza el libro de Stephen King titulado «Mientras escribo», que me encanta, y, como de rebote, mientras intentaba mantener el ritmo de mi carrera , se me vino a la cabeza el título de Murakami, «Mientras corro». Me dio por pensar que hay muchos «mientras» en nuestras vidas que, tal vez, son tan importantes como la eternidad; porque los mientras son lo que vamos haciendo de camino hacia allí y, tal vez, los que nos lleven o no a buen destino.
Mientras escribo, mientras paseo, mientras corro, mientras conduzco, mientras trabajo, mientras leo, mientras me ducho, mientras duermo, mientras salgo con los amigos… Mientras, mientras, mientras. La vida aquí en la tierra no es más que eso: un mientras. Para los que no creen es un «mientras desaparezco y dejo de existir», para los que creemos es un «mientras llego a esa eternidad del general Máximo y de la que espero ser merecedor con mis actos en este mientras que me ha tocado».
…y sí, el título correcto del libro de Murakami es «De qué hablo cuando hablo de correr»; mi cerebro a veces, muchas, patina, y da por ciertas algunas cosas que son erróneas. Fui a comprarlo el mismo día en el que se me vino a la cabeza, pero aún no lo he leído. Está a la cola, esperando su turno. Su mientras deberá esperar.