Seguramente alguna vez os habéis planteado cuál es vuestra palabra favorita. Dependiendo del momento, de los acontecimientos, de las cosas vividas y leídas… suelen cambiar, aunque siempre hay alguna que otra que se nos viene a la cabeza.
Ayer por la tarde estuve con toda mi familia en casa, almorzando, juntos. Siempre nos reímos, charlamos, gastamos bromas, jugamos… disfrutamos estando juntos. En un momento de la tarde tuve que salir a ver a unos amigos que me dieron una buena noticia que yo, en principio, no creí, hasta que insistieron tanto que terminaron convenciéndome; eso sí, no reaccioné tal y como ellos habían imaginado. Cosas mías…
…y luego me dio por pensar que dos de las palabras más hermosas de nuestro precioso idioma son «mamá» y «papá». Son de esas certezas que se te presentan de repente y las aceptas pensando por qué no te habías dado cuenta antes. Pero ahí están, grabadas para siempre en mi corazón y en mi cabeza. Ahora, cuando me pregunten cuáles son mis palabras favoritas, al menos las dos primeras, las tendré claras, para siempre.
…¿y la tercera? Padrino.