La tradición nos ancla al mundo, a nuestro mundo. A ese mundo donde estamos a salvo, donde sabemos lo que somos y por lo que estamos aquí. A ese mundo que nos indica el verdadero camino hacia el destino final.

Antes de ella, el 12 de agosto era el del cumpleaños del maestro Knopfler, (aún lo sigue siendo, claro), pero el primer año decidió comprar una pareja de Playmobil y me dio a elegir uno de ellos; el otro, por supuesto, se lo quedaba.

Cuando ella (y Alguien más) vio que la mejor manera de cuidar bien de toda la gente a la que cuidaba y quería era desde el Cielo, decidí seguir con la tradición, así que, cada año, el 12 de agosto, hay una pareja nueva de Playmobil delante de nuestra foto sobre mi escritorio. Convive un día con la pareja del año anterior, y luego ocupa su lugar, 365 días. La de este año es genial: un herido y su ATS. Tal cual.