Espiando conversaciones ajenas
Reconozco que anoche me colé de rondón en la reunión de Enrique García-Máiquez con su jefe del diario (uno de ellos, porque no sé en cuántos sitios distintos escribe Enrique; he perdido la cuenta, aunque tú, que formas parte de las dos o tres personas que me lee de vez en cuando, deberías seguirle y, sobre todo, leerle).
Pude llegar a escuchar que necesitaba vacaciones y que escribir columnas diarias era algo muy exigente; necesitaba liberarse de, al menos, uno o dos días, en verano, para poder disfrutar de algún tiempo para él, su familia, sus lecturas y su poesía. No recuerdo en qué orden los enumeró.
El director escuchaba atentamente y asentía. Sólo le pedía a Enrique un nombre que pudiese ocupar su hueco ese par de días y, sin esperarlo, salió el mío. Y ahí empecé a ponerme nervioso. Sobre todo porque el director aceptó la propuesta.
El nombre y los temas
Enseguida me puse a darle vueltas al nombre que podría llevar mi columna y los temas sobre los que hablaría. Quería que fuese algo fresco pero a la vez actual, desenfadado pero con algo de profundidad…, como la piscina de los niños pequeños. Y surgió, de repente: «A bote pronto». Me gustaba.
¿Y de qué hablaría? Improvisaría. Una imagen pasó por mi cabeza: la del presidente Sánchez sonriendo en todas partes, ajeno a todo, con el mundo desmoronándose a su alrededor. Esa sonrisa… Y aquella frase de nuestra tonadillera más internacional: «…dientes, dientes, dientes, que es lo que les jode». Pero no terminaba de convencerme la temática, así que decidí dejar que fuese fluyendo.
El making off
Con la edad voy notando que cada vez duermo menos, aunque quiera dormir más. A veces me despierto, tras cinco o seis horas de sueño, totalmente descansado. Otras noches, con cuatro parece bastarme, pero en esas ocasiones decido seguir acostado, y es ahí donde me mantengo en duermevela: el cerebro decide conectarse y proyectarme escenas que, por lo general, se esfuman al levantarme. Algunas veces, y eso ha pasado esta noche, soy capaz de repetirme el sueño que acabo de tener para fijarlo en mi memoria y recordarlo cuando el día ya se pone en marcha. Por eso recuerdo esta reunión de Enrique, el título de la soñada columna, la frase de Isabel Pantoja y la imagen de Pedro Sánchez sonriendo mucho.
Que Enrique merece vacaciones es algo que tengo claro. Que no podemos sustraernos a sus escritos, sean diarios, columnas, poemas, reseñas, ensayos… también.
En cuanto a mis sueños…, lo mismo puedo empezar a contarlos de vez en cuando. Puede ser divertido.
Esti says:
Me encanta!!!