2015

Niños malcriados

Da bastante vergüenza escuchar todos los veranos las noticias que genera el mundo del fútbol.

Jugadores que quieren irse, jugadores que quieren aumentar sus contratos, otros que quieren revisarlos, algunos que flirtean con varios equipos para ver quién le ofrece más dinero…

Malcriado

Cuando a un niño pequeño le das todos los caprichos que pide, al final termina creyédose el dueño de la finca, y eso es lo que ocurre con estas estrellas del fútbol que hemos creado a base de alabarles porque saben dar patadas a una cosa esférica de forma elegante o distinta al resto de los mortales.

Firman unos contratos millonarios y se creen con el derecho a romperlos o cambiarlos cuando a ellos les viene mejor, porque, eso dicen, la vida del futbolista es corta y necesitan ganar todo lo posible. Como si con el sueldo de una temporada de una de estas megaestrellas no puediese vivir holgadamente una familia completa durante décadas.

Me hace gracia cuando escucho a gente que disculpa las cifras totalmente inmorales que cobran muchos con aquello de que «el fútbol lo genera». Me pregunto qué tipo de excusa es esa. Si aplicamos esa regla de tres, ¿cuánto deberían cobrar los trabajadores de Zara, o los de El Corte Inglés, o los de Lidl o Mercadona…, por ejemplo?

El mundo del fútbol está podrido y lo están estropeando unos niños malcriados a los que se les consiente de todo. Y tarde o temprano esto acabará estallando, como estalló la burbuja inmobiliaria, o la bolsa en el 29. Y se nos quedará cara de idiotas y nos preguntaremos cómo ha podido pasar, porque no somos capaces de abrir los ojos y ver que ya está pasando, delante de nuestras propias narices, además.

2015

Pitos y flautas

copadelreyPues se lió parda, como era de esperar.

El rey se puso firme, miró al infinito, todos los demás le imitaron y a Artur Mas se le vino entonces a la cabeza un chiste que Felipe VI le había contado unos minutos antes, mientras esperaban el momento para entrar al estadio.

Y sonó el himno…, y parece que a algunos no les gustó cómo sonaba, y protestaron.

Tal vez no les llegaba el sonido alto y claro a sus asientos, como seguro que le llegaba a Su Majestad y a las autoridades al palco, e hicieron lo que hubiésemos hecho cualquiera de nosotros: avisar.

También puede ser que hubiese mucho sordo en el Camp Nou; normal. Los recortes en sanidad habrán afectado a las revisiones de oídos que todos deberíamos hacernos de vez en cuando, tal y como nos aconseja el gran Imanol Arias de la mano de sus amigos de «Gaaaaaaaes».

Como nuestra Constitución nos da derecho a protestar pero no nos dice cómo, ni dónde, ni cuándo…, pues la gente protesta en el primer sitio que pilla. Oye, pero pitarle a un himno… ¿Qué culpa tendrá el pobre himno? Supongo que su compositor se revolvería en su tumba y pensaría: «la de horas que me he pasao componiéndolo para que estos que han crecido oyendo el reguetón ése, a Pablo Alborán o a Shakira, me lo piten«. Y yo creo que algo de razón sí que tendría el buen hombre.

Como nuestra Constitución tampoco aclara mucho lo de la libertad de expresión y respetar las cosas de los otros , pues la gente se hace un lío. Pero voy a decir algo: ¡mira que queda feo y desafinado cuando un montón de gente pita y silba a su antojo! Podrían haber ensayado algo, todos al unísono, que hubiera quedado muy bien en televisión, además. O esperar a que acabara el himno y silbar otra cosa luego, para diferenciar. Porque lo de hacer ruído por encima de una canción que suena de fondo…; es como si yo me voy a una discoteca para protestar porque no me gusta la música disco, o la tecno, y me pongo en el centro de la pista a cantar a voz en grito una canción de Álex Ubago. La gente me miraría como si estuviese loco, y yo pensaría: «¿qué pasa? Tengo libertad de expresión y ni me gusta «La gasolina» ni el «Dale Don dale». ¡Edurne al poder!»…, por ejemplo. Pero no quedaría elegante.

pitosyflautasOtra opción hubiera sido haber hecho la protesta a la japonesa: no me gusta el himno, pues me paso tarareándolo todo el partido. O si quieres que quede bonita del todo la protesta, te llevas la flauta del cole de tu hijo, y tocas el himno con ella. ¿Que es cansado? Pues sí, pero seguramente hubiera habido otro tipo de debate estos días. ¿Cuál es el problema? El bocadillo de la mitad. Pero se pueden hacer turnos: los de gol norte van a por los bocatas mientras los de gol sur siguen tarareando o tocando o silbando, y cuando vuelvan, se hace al revés. Y todo solucionado. Ahí tienes himno para hartarte, y no le hacemos un feo al pobre compositor, que no tiene culpa de nada.

Si se hacen las cosas, hay que hacerlas bien, si no, pasa lo que muchos han estado diciendo: se habla más de los pitos y los silbidos que del partido en sí. Y tienen razón. Pero yo creo que la culpa de todo la han tenido los silbadores: ¡¡haber ensayao en casa algo original antes, no estas improvisaciones que quedan tan feas!!


*NOTA POST-ENTRADA (vamos, después de escribirlo todo): ahora resulta que lo de la huelga a la japonesa es una leyenda urbana (Wikipedia dixit). Otro mito que se cae. Si es que en este país no ganamos para disgustos…

2014

Sobre fútbol

Hace algunas horas, un amigo me ha escrito en Facebook: «Lo tuyo es raro, porque te gusta el Sevilla pero no te gusta to lo que rodea al fútbol o eso entiendo yo«.

Y sí, ha acertado de pleno.

futbol_africaSoy sevillista desde que tengo uso de razón…, incluso desde antes, porque lo he vivido desde pequeñito. Mi abuelo era sevillista de los que, siempre lo cuento, ayudaron con su sueldo, aportando lo que podía, a construir el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Él era anti bético a su forma: nunca entró nada en su casa que fuese de color verde o que, aunque fuese de lejos, lo pareciese.

Mi padre, por su lado, me enseñó a respetar a todo el mundo; a saber que cada cual es libre de creer, entender u opinar lo que sea, siempre y cuando sea respetuoso con los demás.

…y esa mezcla de sentimientos y enseñanzas es lo que siempre ha marcado mi forma de ver las cosas. Por eso soy sevillista y por eso no me gusta nada todo lo que rodea al fútbol. Porque opino que, ahora mismo, el único fútbol de verdad que existe en el mundo, es el que se parece al de las fotos: el que juegan los niños para divertirse, para salir de la monotonía, tal vez para competir, sí, pero sin ánimo de revanchas, venganzas ni animadversión alguna hacia los rivales.

futbol_africa2¿Porqué no me gusta lo que rodea al fútbol? Anoche el Sevilla se clasificó para la final de la Liga Europea ganando in extremis a un Valencia que se mereció vencer hasta los últimos quince minutos. Ahí fue cuando TODOS LOS EQUIPOS corroboran siempre lo que opino de «ese fútbol»: que es el deporte más antideportivo que existe.

Lesiones simuladas, balones que se lanzan al campo mientras se juega con otro, pérdidas de tiempo exageradas, discusiones… Y en las gradas no es mucho mejor: insultos, vejaciones, agresiones, racismo… ¿Y aún me siguen preguntando porqué no me gusta lo que rodea al fútbol?

Porque el que insulta a un árbitro desde la grada, probablemente, sea un padre de familia que regaña a sus hijos cuando dicen palabrotas en las reuniones familiares y la abuela se escandaliza. Porque quien llama «negro hijo de puta» a un jugador rival, simplemente porque su equipo ha perdido, probablemente pueda ser alguien con una carrera universitaria y formación suficiente como para ejercer dignamente una profesión…

Y no entro en esos grupos de descerebrados que se dedican a citarse con otros descerebrados para pelearse con la excusa de defender unos colores.

Lo siento, pero no es que no me guste, es que me da asco.

Puedo entender los sentimientos que el fútbol, un club, unos colores, pueden acarrear. Puedo entender que haya gente que se desviva por un escudo, por unos jugadores… Puedo entenderlo, pero jamás aceptaré los insultos al contrario, las trampas, la politización, las bromas de mal gusto, el racismo, la falta de educación y respeto… que el fútbol lleva consigo.

Mi abuelo era anti bético, pero jamás le oí insultar a un bético, ni gritarle a un árbitro, ni desear nada malo al contrario, salvo que perdiese contra su Sevilla.

futbol-africa3¿Porqué perdió el Valencia ayer la eliminatoria? Porque a falta de quince minutos para acabar el partido, creyeron que ya estaba todo hecho. Porque trataron de que nada ocurriese, que no se jugase, que el balón rodase lo menos posible. Y cuando el Sevilla, tirando de fe y ganas, metió el gol, los valencianistas se hundieron. Aún quedaba tiempo suficiente para una última jugada; una jugada que podría, tal vez, haber acabado con otro gol del Valencia… Pero estaban tan seguros de tenerlo todo cerrado a su favor, que cuando recibieron el gol, todo su castillo de naipes se derrumbó, y no fueron capaces de seguir jugando lo que restaba. Se olvidaron de que el partido no acaba hasta que el árbitro no pita el final. Se olvidaron de que hasta finales se han ganado metiendo dos goles en los dos últimos minutos. Se olvidaron de competir.

Y después vinieron los insultos, las peleas, el odio desatado contra un sueño que se hace añicos en tus propias narices, la rabia de quien siente que le han arrebatado algo que creía que le pertenecía antes de haberlo merecido del todo…

Solo tenéis que leer Twitter y, si tenéis un poco de sentido común, me daréis la razón y entenderéis porqué no me gusta todo lo que rodea al fútbol.

2013

Que la suerte me acompañe

quiniela

No tengo ni idea de fútbol; me gusta, pero no tengo ni idea.

Lo veo, he jugado mucho, soy de un equipo en concreto…, pero no tengo ni idea. ¿Lo he dicho ya? Pues eso. Sin embargo, desde hace muchos años, en mi casa, echamos la quiniela cada semana. Rellenamos un par de columnas cada uno y no sé qué criterio tienen mis hermanos para hacerlo. Sé que mi madre rellena una sin ningún criterio fijo, o sea, al tuntún que diríamos, y la otra siempre con todo unos. Sí, siempre así.

¿Cuál es mi criterio? Sencillo. Como no tengo ni idea, les doy la victoria a los equipos que más me suenan (a los equipos andaluces, siempre, victoria y empate, nunca derrota; y al Sevilla, siempre victoria), o si tengo en la cabeza un leve atisbo de la clasificación, al equipo que vaya delante. Alguna vez me arriesgo y apuesto por alguna sorpresa, como que el Rayo le gane al Barça, por ejemplo. Si no tengo ninguna idea sobre los equipos, o son de segunda (o sea, que tengo menos idea aún), la estrategia es:

1. ¿Hay un equipo andaluz de por medio? Pues o que gane o que empate.

2. ¿Ningún equipo andaluz? En una columna gana uno y en la otra el contrario. A veces también apuesto por el empate en una columna y la victoria al azar de alguno de los dos en la segunda columna.

3. ¿Uno de los dos equipos es Las Palmas? Pues en una columna empata y en la otra gana. ¿Por qué con Las Palmas solamente? Por motivos sentimentales; porque a mi hermana, cuando era una micurría, le gustaba este equipo… y el Cádiz, porque vestían igual.

4. Este es el motivo que puede parecer más extraño, pero es un criterio personal; una de mis manías: si uno de los equipos está escrito de forma distinta a como se escribe en español, en mis quinielas nunca gana. Como mucho, empata. ¿A qué equipos me refiero? Pues a equipos tipo Girona, Espanyol... Ya me entendéis.

¿He acertado alguna vez? Pues, sinceramente, alguna vez sí he logrado acertar 12, pero de esos días en los que cuando vas a cobrar el premio te dan un apretón de manos simplemente. Por lo demás, estoy seguro de que no voy a salir de pobre rellenando quinielas. Pero bueno, siempre puedo decir que la culpa es de que no tengo ni idea de fútbol.