Niños malcriados

Da bastante vergüenza escuchar todos los veranos las noticias que genera el mundo del fútbol.

Jugadores que quieren irse, jugadores que quieren aumentar sus contratos, otros que quieren revisarlos, algunos que flirtean con varios equipos para ver quién le ofrece más dinero…

Malcriado

Cuando a un niño pequeño le das todos los caprichos que pide, al final termina creyédose el dueño de la finca, y eso es lo que ocurre con estas estrellas del fútbol que hemos creado a base de alabarles porque saben dar patadas a una cosa esférica de forma elegante o distinta al resto de los mortales.

Firman unos contratos millonarios y se creen con el derecho a romperlos o cambiarlos cuando a ellos les viene mejor, porque, eso dicen, la vida del futbolista es corta y necesitan ganar todo lo posible. Como si con el sueldo de una temporada de una de estas megaestrellas no puediese vivir holgadamente una familia completa durante décadas.

Me hace gracia cuando escucho a gente que disculpa las cifras totalmente inmorales que cobran muchos con aquello de que «el fútbol lo genera». Me pregunto qué tipo de excusa es esa. Si aplicamos esa regla de tres, ¿cuánto deberían cobrar los trabajadores de Zara, o los de El Corte Inglés, o los de Lidl o Mercadona…, por ejemplo?

El mundo del fútbol está podrido y lo están estropeando unos niños malcriados a los que se les consiente de todo. Y tarde o temprano esto acabará estallando, como estalló la burbuja inmobiliaria, o la bolsa en el 29. Y se nos quedará cara de idiotas y nos preguntaremos cómo ha podido pasar, porque no somos capaces de abrir los ojos y ver que ya está pasando, delante de nuestras propias narices, además.

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