Regalos

No sé recibir regalos, lo reconozco. Nunca he sido muy dado a expresar por fuera lo que realmente siento por dentro, pero como a cualquier ser humano que se precie, me encanta recibirlos. Sobre todo cuando son inesperados.

¿A qué viene ésto? Pues anoche, de repente, alguien me dijo: «tengo un regalo para ti«. De la misma forma que digo que me gusta que me regalen cosas, por supuesto, también he dicho muchas veces que me basta con saber que mis amigos están ahí, y que me quieren por lo que soy, con todo lo que ello conlleva (y conlleva mucho, lo sé), y que no hace falta que me regalen cosas.

Pues anoche, decía, Félix, de repente, me sacó de su mochila el disco de Chet Atkins y Tommy Emmanuel que llevo meses escuchando y que no conseguía comprarme. Así, sin más. «Esto es para ti«, me dijo. Y puse esa cara de idiota que pongo cada vez que me regalan algo. Nunca he sabido reaccionar en estas circunstancias. Sólo pude decirle «gracias, tío», pero en realidad aquello habría merecido un abrazo, un achuchón, un meneo… (todo muy heterosexual, por supuesto), qué sé yo…

En fin, Félix, tío, qué puedo decirte… Muchísmas gracias. No se me ocurre nada mejor. Ya sabes que siempre que pueda estaré por ahí, y te prometo gastar el CD en mi equipo… Ahora, cada vez que oiga a Chet Atkins o Tommy Emmanuel me acordaré de ti… (también de forma heterosexual). Un abrazo, amigo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *