A vueltas con las caricaturas

Como todo el mundo parece que tiene algo que decir con respecto a este tema, y después de haber oído y leído opiniones para todos los gustos, creo que puedo decir lo que opino.

Lo primero es que me parece patético que tenga que morir gente o algunos países sentirse amenazados para que se plantee la duda de si la libertad de expresión tiene límites o no. Me parece patético que parezca que haya palabras con las que todo está excusado: libertad de expresión, libertad de prensa, democracia… Se nos olvida que estas cosas están concebidas para servir al hombre, no para ser usadas en su contra ni para mercantilizarlas (sí, hablo de la libertad de prensa y de información que esgrime la mal llamada prensa rosa, por ejemplo).

Algún humorista al que admiro ha dicho «que nos dejen a los cómicos liberar tensiones y parodiar este mundo«. Pero yo me pregunto, ¿qué tipo de parodia es el insultar las creencias o los símbolos de millones de personas? De acuerdo que nada justifica la violencia, pero ¿no seremos culpables de abrir tanto la mano que confundimos los términos? Me pregunto qué pasaría si un humorista hubiese dibujado como una asesina a la madre de algunos de estos caricaturistas y hubiera esgrimido la libertad de expresión. Estamos en una sociedad libre, pero no olvidemos que también estamos en una sociedad responsable. Si olvidamos uno de estos dos términos, el otro no tiene sentido ni razón de ser. Siempre me ha gustado pensar que un humorista es alguien lo suficientemente inteligente como para criticar las cosas que crea criticables sin herir sentimientos ni sensibilidades; lo demás es pura demagogia…

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