2022

Llevamos hoy, ya, 20 días de este nuevo año, y no ha empezado muy bien. Es como si el tiempo hubiese decidido ir cerrando puertas y dejarnos encerrados a todos para siempre. Por suerte, en las paredes que se han ido levantando, siempre se vislumbran grietas a través de las que se cuela la claridad de lo que tiene que venir.

Esperemos que esas grietas se vayan transformando en huecos, cada vez más grandes, hasta que lleguen a derrumbar las paredes y nos permitan, de nuevo, ver el paisaje.

Este año, por cierto, aprovechando que los Reyes me han traído una caja fuerte en forma de hucha, he decidido hacer algo que siempre he querido hacer y nunca he hecho: dejar a su recaudo mis propósitos para estos doce meses, escritos. Veremos en qué quedan.

En fin, esta entrada era sólo para empezar 2022 escribiendo algo. Nada importante. Espero irlo arreglando, poco a poco. Eso sí, no prometo nada.

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