Seamos claros: la primera razón por la que alguien publica un libro es por pura vanagloria.
Cuando elegí cinco o seis relatos para agruparlos en algo parecido a un libro fue por ver cómo quedarían. Sentía curiosidad. Por supuesto, hice sólo dos impresiones de esos primeros relatos: una para mí y otra para Vero. Se llamó «Relatos escogidos» porque eran eso: seis relatos que elegí de entre los últimos que había escrito y un par de ellos más antiguos, apenas setenta páginas. Por supuesto los imprimí en pasta dura, páginas satinadas, con imágenes robadas de internet y una maquetación rudimentaria.
El día que me llegaron los dos ejemplares tuve sentimientos encontrados. Por un lado me encantaba cómo quedaban impresos; por otro, mi vena tiquismiquis sólo veía errores, fallos, cosas muy mejorables y otras tantas de las que no tenía ni idea y que tendría que aprender.
…pero fui a llevarle uno a Vero, que le hizo más fiestas que yo. A ella le gustaba decir que yo escribía, y aquellos relatos en formato libro le encantaron. Por supuesto, luego también le vio los errores, pero ella era más de aplaudir los aciertos para animarte a corregir los fallos. Era una psicóloga perfecta. Así que me dijo que los editase de nuevo de forma «profesional» y que le quitara al lomo la palabra «Prueba 1»; y me puse a investigar algunas cosas sobre la maquetación, la edición, las partes de un libro, la manera de presentar un texto para que fuese mínimamente publicable… Vi vídeos, leí manuales, compré algunos libros sencillos…
…y volví a releer los relatos seleccionando algunos más porque setenta páginas me parecían muy pocas. Y empecé a verles fallos a todos, a corregirlos, a reescribir algunas partes, a maquetarlos, a estructurarlo todo para mandar a imprenta otra cosa que pareciera algo más trabajado.
Y así mandé a imprimir otro tomo de «Relatos escogidos», esta vez con más páginas y más del doble de relatos. Pero eso…, lo dejaré para la próxima entrada. Total, para los dos o tres que lo vais a leer, tampoco quiero agobiaros con historias sin interés. Y creo que esta historia puede ser larga…