Penélope en la calle

No he podido encontrar un solo verso
con el que poder quedarme en tu mirada
al pasar por las orillas de tu calle
cuando se han cruzado a ciegas nuestros ojos.

Tú esperabas a Ulises; yo he jugado,
más en mi cabeza, lo confieso, que en tus brazos,
a ser como Antinoó por rescatarte
de tus pasos tristes y tu cuerpo ajeno.

Ítaca no existe ya a estas alturas
y no quedan hilos por tejer en ningún manto.
Yo quisiera liberarte de tu espera
y de esos marineros que mancillan tu sonrisa.

Pero he seguido rumbo, como siempre,
alejando de tu costa mi velero,
y sobre tus tacones te has quedado desafiando
a la próxima tormenta que deshaga tus orillas.