Diciembre. Frío, nieve, el calvo de la Lotería, el salir a la calle por las mañanas con el pijama puesto debajo de la ropa… Sí, un mes lleno de tópicos. Pero el más sobado es el de la solidaridad. En diciembre todos nos ponemos la careta de solidarios, todos damos donativos, nos hacemos miembros de una ONg, llevamos los juguetes que nos estorban en casa a autobuses y carpas para que los repartan a los pobrecitos niños del tercer mundo, sonreímos por la calle, le deseamos lo mejor al resto de la humanidad, nos alegramos por la gente que ha tenido suerte con la Lotería, todas las televisiones organizan maratones para que la gente y las empresas aporten dinero a causas más o menos justas… ¡¡Qué bonito todo!! A veces hasta da un poco de grima. Cuánta hipocresía, cuánto querer figurar como benefactores… También hace falta solidaridad el resto del año. Eso sí sería bonito… Claro que lo más bonito sería que no hiciese falta ser solidarios…