A veces me dan ataques de nostalgia, lo reconozco. Ayer estuve apunto de comprar en un quiosco el primer número de una colección de coches en miniatura. El primero era el coche de Pier Nodoiuna; sí, el malo malísimo de «Los Autos Locos»; el tramposo que siempre iba acompañado de su fiel perro y compinche: Patán.
¿Me estaré haciendo mayor? ¿O es que lo que hay ahora es tan cutre que no tenemos más que recordar estas series de antes? Mis amigos me dirán, seguro, que me estoy haciendo mayor…, pero tienen que reconocerme que haber crecido con ese tipo de dibujos y series de televisión nos han librado de muchas cosas… ¡Bendita nostalgia!