Bueno, supongo que es hora de que escriba algo en mi página sobre el viaje a Londres. ¿Que no le interesa a nadie? Me da igual. Lo escribo para mí.
Resulta que las dos veces que he estado en Londres he usado a Mark Knopfler como excusa, y es una excusa que me encantaría volver a usar más veces, porque me encanta Londres.
Esta vez he estado más tiempo. 6 días exactamente, y con un amigo: Tappy. Él era el que se encargaba de hablar con los «londonitas«, como los hemos bautizado, cada vez que había que averiguar algo. Lo mío con los idiomas es algo que algún día me tendré que hacer mirar, como muchas otras cosas. Sí tengo la sensación de que sería capaz de defenderme, pero nunca me atrevo a averiguarlo.
El día 26 de mayo, cuando llegamos, Londres nos recibió con un sol espectacular, una temperatura perfecta y muchos sudores; los que pasamos para ir desde el aeropuerto de Stansted hasta la ciudad en autobús. Un par de horas sentados junto al motor y con el aire del vehículo puesto en función calor, aparte de la estrechez de los asientos. La londonita que llevábamos al lado nos dijo alguna vez «just hot», al vernos sudar y cerrar los conductos de aire caliente del techo.
Tengo claro que cuando presumimos de cosmopolitas no tenemos ni idea de lo que realmente significa esa palabra hasta que no salimos de nuestro terruño. Cosmopolita es Londres, en todos los aspectos en los que se puede ser cosmopolita. Allí hay gente de todas las razas, paseando, trabajando, divirtiéndose… con normalidad. Me diréis «en España también»…, y yo os llevaría la contraria, cosa que, por cierto, se me da bastante bien según ha podido descubrir Tappy en este viaje.
Y eso es algo que me gusta de Londres: su variedad. Me gusta la sensación de que estás, realmente, en un capital. Una capital cultural, económica, política, social… Me gusta la forma de ser de los londonitas: educados, amables… Habrá de todo, por supuesto, pero en ningún sitio nadie me ha preguntado nunca, al verme hacer fotos delante de un monumento, «¿quieres que te haga la foto?». En Londres sí, con total naturalidad.
Volveré a escribir sobre el viaje. Esto ha sido sólo una pequeña introducción. Me apetecía hacerla, pero hay cosas que contar, y las contaré…, al menos las que recuerde.