Sí, hoy es el día. Después de bastantes horas encerrados, ensayando… cosas, hoy nos atrevemos (tenemos poca vergüenza, también es verdad) a dar un concierto. ¿En dónde? ¿Dónde va a ser? En GARUFA, por supuesto; nuestra segunda casa. El lugar donde nos tratan como amigos, donde nos soportan, donde nos hemos conocido todos…, en definitiva, nuestro lugar.
Antes que nada, supongo que lo puedo hacer extensivo a los dos amigos con los que toco, querría agradecerle a Segis, el dueño de Garufa, todo. Porque nunca nos ha puesto una pega; porque, a veces, él estaba más emocionado por esto que nosotros mismos; porque esta mañana hemos estado dándole el coñazo en el local, haciendo pruebas, moviendo cosas, pidiéndole…, y nunca nos ha dicho que no. Al contrario, ha estado dispuesto a lo que hiciese falta.
Y ahora voy a decir, para redondear esto, que no sé cómo saldrá el concierto. Si tocaremos afinados, si me equivocaré en los acordes (que seguro que sí), si perderemos el ritmo, la letra, los papeles… No lo sé. Pero nos vamos a divertir, seguro. Y el público también. Sí sé que me ha encantado ir a ensayar con estos dos señores que están en el cartel conmigo; que me lo he pasado bien, que no hemos discutido NI UNA SOLA VEZ por el concierto… Todo ha sido genial desde el principio.
Y esta noche le pondremos la guinda. De una forma o de otra, pero está claro que nos hace ilusión compartir con la gente que venga las horas que hemos gastado montando algo con lo que pretendemos, simplemente, pasarlo bien, que ya es muchísimo.