Orgullo y prejuicio

Después de mucho tiempo pensándolo, hoy, por fin, me he decidido a hacer una lista con todos (o casi) los libros que tengo. Como me encanta ir a las librerías a mirar (igual que la gente va a El Corte Inglés a pasear y ver ropa o perfumes y colonias), y a veces algunas ediciones me llaman la atención, resulta que tengo algunos títulos repetidos. Pero no era eso el motivo de esta entrada.

orgulloyprejuicioEl motivo real es que, de repente, me he dado cuenta de que en esas estanterías donde conviven obras de Shakespeare, Cervantes, Cernuda, Gil de Biedma, Stephen King, Agatha Christie, Ana María Matute, Sempé y Gosciny, Juan Rulfo, Borges, García Márquez…, en medio de esas estanterías, también tengo libros de amigos. Gente con la que he convivivdo muchos años, y con la que aún mantengo contacto: Jesús Beades, María Iglesias, Paco Cifuentes, Roberto Terán, Lara Moreno, Abel Feu, Pablo Moreno … ahora, en la parte cómica, se ha unido Tappy

Y me ha dado por pensar que he formado, que formo, parte de una generación bastante creativa. De ahí el «orgullo» del título.

¿Y el «prejuicio»? Pues también he pensado en la generación actual. Esa generación de gente que se dice poeta y escribe con faltas de ortografía. La de la inmediatez, la de las redes sociales y la vista pegada al móvil. La generación de los Gemeliers, los Justin Bieber y las Miley «Hannah Montana» Cyrus. La generación que ha perdido el respeto por los mayores, por los maestros, por la autoridad. La generación que ha crecido entre los algodones de todos los derechos y a los que les han esquilmado las espinas de las obligaciones… Por todo esto, y más, la palabra «prejuicio».

Pero un prejuicio generalizador suele ser, también, algo injusto, lo reconozco. Y, si lo pensamos, a la generación desnortada que tenemos ahora, la ha educado gente de mi generación; de esa generación creativa de la que me siento orgulloso. ¿Qué nos ha pasado en el camino? ¿Qué ha pasado en ese cambio generacional? ¿Qué se nos ha olvidado de lo que aprendimos? ¿Por qué no hemos sido capaces de transmitir lo que éramos a los que ahora son? Tal vez la grandeza de una generación es herencia de la anterior, al igual que el descalabro de otra pueda deberse al fracaso de la precedente. Es para pensarlo, ¿no?

Aún así, me siento orgulloso del tiempo al que pertenezco y de los momentos a los que he pertenecido.

Un comentario en “Orgullo y prejuicio”

  1. mercedes says:

    Totalmente de acuerdo.Yo me considero parte de esa generación de hoy, de esa parte que dices generalizada pero que esta fuera del prejucio, de esa parte ala que disfruta con un libro horas, y no escribe con faltas de ortografía y sabe aún que enEspaña hubo uma guerra, pero taambién disfruto «waseando» con amigos que hace mil añps que no veo, compartiendo videos divertidos, y videos con moraleja… las nuevas tecnologías son muy compatibles con la cultura, etc.
    Eso sí, sin perder de vista ninguna de las dos y lo que en toda sociedad hace falta: el respeto, la educación, la deferencia…

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