Orgullo

Lo sé, el título puede parecer excesivamente rimbombante o exagerado, pero no.

Tappy ayer por la noche, en Garufa, cerró una etapa de su vida sobre los escenarios, para abrir otra nueva. Una que le hace especial ilusión y para la que creo que está suficientemente preparado.

No sé si han sido dos o tres años como coordinador de guiones de Paramount Comedy en Andalucía. Dos o tres años en los que me ha corregido mis textos en bastantes ocasiones, en los que me ha enseñado a escribir mejores gags, en los que ha tratado de convencerme de que podía ser gracioso sobre un escenario, en los que ha apostado por mis textos más incluso que yo mismo…

Puedo decir que fui el primero de Sevilla que subió a Madrid a grabar porque él se empeñó, continuando con el primer empeño, es justo que lo diga, de María Iglesias, la anterior coordinadora, y dándome el último empujón.

Tappy ha estado llevando las riendas de una nave complicada, a veces ingrata, de forma suave, pero con firmeza; dejando siempre las cosas claras, pero sin severidad.

Anoche, para cerrar esta etapa personal, actuó de nuevo en Garufa (quiero creer que no fue la última vez), y me sentí realmente bien viendo al público divertirse, reírse, aplaudir mientras él estaba en el escenario. No sé; muchas veces lo he visto, pero anoche fue distinto. Anoche sentí orgullo, no me preguntéis porqué, pero fue así. Orgullo por cómo Tappy hace reír a la gente, por cómo se maneja en el escenario, por cómo la gente responde cuando él está frente a ellos. Orgullo por un cómico grande que hace muy bien su trabajo.

Pero sobre todo, lo que me llena más de orgullo, por encima de todas las circunstancias, por encima de toda la gente, por encima de cualquier otra cosa, es el saber que Tappy es amigo mío.

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