Pelotillas

Voy a ser sincero contigo. Ya sé que es una situación que nunca has vivido y eso de que alguien sea sincero contigo te pillará de nuevas, pero aquí tienes mi blog, dispuesto a romper esa barrera: soy calvo, casi como una bola de billar.

Lo sé, es algo que ya barruntabas, pero lo mismo alguien no lo sabía aún…, y lo diré yo antes de que aparezca Bug por aquí para regodearse: alguien de esos cuatro o cinco que me leen.

Y después de este arranque de sinceridad absoluta, y ya que he cogido carrerilla, te confesaré otra cosa: me afeito la cabeza cada semana, más o menos. Porque sí, porque algo de pelo sigue quedando, pero muy mal colocado y no queda bonito.

Hasta hace unos meses lo hacía con una maquinilla de esas desechables, pero me dio por comprarme una eléctrica para la cara, (para la barba, claro. La cara no es recomendable afeitársela porque las facciones quedan desdibujadas y luego nunca vuelven a recuperarse del todo), y un día descubrí que con ella también podía afeitarme la cabeza. Es una Braun Serie 5, bastante asequible, y reconozco que afeita bastante apurado para lo tiquismiquis que soy yo. (Y sí, he dicho la marca y el modelo por si una de las cuatro o cinco personas que me leen trabaja en Braun y tiene el gesto, generosísimo, de regalarme un par de cabezales de repuesto).

Pues bien, ¿a qué viene todo este preámbulo? Te lo cuento: me he percatado de que cuando me toca afeitarme la barba (tampoco es que tenga la barba de Gimli, pero oye… ahí está) y la cabeza, la Braun hace como unas pelotillas de pelo que va dejando desperdigadas por el lavabo tras evacuarlas del hueco de los cabezales. Hasta ahí todo normal: debe haber algún umpa lumpa dentro que se encarga de ir compactando, en forma de pelotitas, el pelo que va cortando la máquina para que ocupen menos sitio y, cuando ya no queda hueco donde almacenarlas, las expulsa. Es como las balas de paja que se acumulan en los campos tras cortarla.

Lo que me mosquea del caso es que sospecho que en mi cuarto de baño debe haber gnomos escondidos en algún sitio, que aprovechan los días en que me afeito para sacar fuera su basura perfectamente camuflada con la forma de las pelotillas que genera mi Braun. ¿En qué me baso para sospechar esto? En que las pelotillas de la máquina las veo salir de ahí y, más o menos, las controlo; pero, a veces, descubro que algunas provienen de sitios dispares, alejados del posible radio de acción de mi afeitado. Sobre todo veo caer pelotillas desde arriba (realmente no muy alto, porque uno tiene más estatura de hobbit que de elfo) y, a veces, desde el lado.

Sé que estarás pensando que debería dejar de beber antes de afeitarme, pero algún día lo probaré (lo de los gnomos en mi baño, no lo de afeitarme bebido que creo que es algo peligroso), y tendrás que aceptar que yo tenía razón. Mientras tanto, seguiré pendiente de cualquier movimiento extraño mientras me esté afeitando, y prometo contarlo aquí. Tendrás que estar atento para enterarte.

Un comentario en “Pelotillas”

  1. Isabel says:

    Te pasa por afeitarte el pelo

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