Anoche, concierto de Revólver.
Siempre, o casi, que Carlos Goñi viene a Sevilla, suelo ir a verlo, desde hace unos, creo, quince o dieciséis años. La música de Carlos, para mí, es como la de Mark Knopfler: la banda sonora habitual de mi vida. Por supuesto hay muchos más grupos y cantantes en mi banda sonora, pero estos dos son los que llevan más años en ella.
Y los conciertos de Revólver nunca me cansan. Al llegar octubre o noviembre Carlos Goñi, que suele hacer giras largas, cambia su espectáculo y pasa del formato eléctrico a quedarse en el escenario él solo con su inseparable Cuco Pérez al acordeón; unos conciertos íntimos, cercanos, donde casi puedes sentirte como en el salón de casa si no fuera por la cantidad de gente a tu alrededor que canta las canciones a la vez que salen de los altavoces.

El escenario
El escenario es simple: tres micrófonos (esta vez, en esta gira, tienen un compañero que canta con Carlos algunas de las canciones de su nuevo disco, Argán, con estrofas en árabe), tres asientos, botellas de agua, una toalla y una guitarra. No es necesario nada más para llenar una sala con gente entregada, sabiendo que van a escuchar buena música, cantada al oído.
Para los cronistas que enumeran una a una las canciones de los conciertos a los que asisten no es este un buen lugar. Soy incapaz de recordar la lista de canciones, muchas (casi tres horas de concierto) que se cantaron anoche, y mucho menos de ordenarlas. Hubo de todo: canciones nuevas (Manos arriba, Quiero aire, Lo que me hace feliz), canciones «antiguas», como las llamó Carlos (Fuera de lugar,El roce de tu piel, El aire sabe a veneno, San Pedro, El peligro…), algunas más recientes (21 gramos, Clarisa, Carreteras secundarias – la canción con la que empezó el concierto – ), e incluso alguna de las que Carlos suele tocar en el back stage para relajarse y que Cuco, en algún momento le ha dicho: «¿porqué no hacemos ésta?» (Sabor a mi).

Carlos Goñi, empezando el concierto
Siempre que asisto a un concierto de Carlos Goñi me despierta el gusanillo de músico frustrado que llevo dentro y pienso: tengo que escribir bien y grabar mis canciones. Es el efecto que provocan en mí estas cosas. Me pasa cuando veo un concierto que me llega, un libro que me sorprende o un monólogo que me hace reír de verdad. El señor Goñi es uno de los que me lo provocan cada vez que le veo en directo.

Cuco Pérez, Redouane Hamani y Carlos Goñi
Siempre he dicho que Carlos Goñi es uno de los músicos más honestos de este país, y en sus conciertos se nota. Cada canción que canta es la más importante para él, porque sabe que sus canciones son vivencias para los que estamos debajo, oyéndole.
¿Y qué decir de Cuco Pérez, el inseparable? Un músico de los que quedan pocos, capaz de acompañar sin robar protagonismo, aunque lo tenga, y muy alto. Cuco llena las canciones con su acordeón, hace que crezcan, que se eleven… y eso que Carlos, él sólo, sería capaz de ocupar un escenario completo sólo con su guitarra acústica y su voz.
La primera vez que vi a Revólver en concierto, en Sevilla, recuerdo que, al final, después de haberse ido toda la banda, salió él solo al escenario y nos dijo: «Os voy a cantar una canción que estará en el próximo disco. No sé si recordaré la letra completa, pero vamos a ver qué sale«. La canción era «Por un beso«, y escuchada allí, en silencio, con Carlos y su guitarra a solas en el escenario, fue definitivamente, lo que me enganchó a su música y sus letras.

Cuco y Carlos

¿Cuál viene ahora?
Me jacto de que mis dos músicos de cabecera, Carlos Goñi y Mark Knopfler, no son músicos súper ventas. No suenan contínuamente en las radiofórmulas, no suelen tener el beneplácito de la crítica (al menos no de la que se hace oír normalmente)…; pero si les preguntáramos a los músicos, a los que de verdad entienden y saben de ésto, todos coincidirán en el respeto a sus carreras. Ambos han llegado a un punto en el que hacen lo que quieren. Ni siquiera se plantean si le gustará a sus seguidores. Ellos escriben tal y como les dice el corazón en cada momento, y eso es algo de agradecer en estos tiempos en los que todo es inmediato y prefabricado.
Carlos «Revólver» Goñi ha doblado una esquina en su carrera y se ha encontrado con una fusión perfecta entre su rock y lo árabe. No es impostado, simplemente un punto del camino en el que ambas cosas convergen de forma natural. Tan natural como Carlos ha querido que sea. Y doy fe de que lo ha conseguido.
¿Lo siguiente? Ojalá que en algún momento la discográfica sea consciente de que nos falta, en la discografía de Revólver, un DVD eléctrico de algún concierto.
Por lo demás, dejaremos hacer al señor Goñi. Seguro que lo siguiente será, como mínimo, sincero. Y eso es mucho, muchísimo.