La tarde del tercer día comenzó con la intención de que no me volviese a pasar lo mismo que a la mañana, así que en cuanto a llegué al hotel a mediodía, puse a cargar la batería. Por suerte tengo dos, y la otra ya estaba completamente cargada cuando llegué.

Saqué la tarjeta de memoria de la cámara y descargué las fotos en el portátil. Quería tener memoria suficiente (sin descargarla la tendría también, pero... por si acaso).

Me duché, me comí los sandwiches y las patatas que me había atrevido a comprar en una tienda (lo digo por mi inglés, no por la calidad de los productos), regado todo con una Cherry-Coke que vi y me llevé sin dudarlo en las neveras de la tienda, y me dispuse a descansar un par de horas antes de irme de nuevo al Royal Albert Hall, a mi segunda cita con Mark Knopfler.

El concierto de la telonera, Raquel Walsh, comenzaba a las 19'30, así que a las 19'00 salí del hotel.

¿Quién puede pensar que no pasaría nada en esta ocasión? Si hay alguien, se equivoca.

Al llegar a la puerta del Royal Albert Hall saqué la cámara y me dispuse a hacer una última foto del lugar antres de entrar. Al encenderla y disparar la pantalla me avisó: "Memoria llena"... No podía ser; había descargado la tarjeta a mediodía. Apagué la cámara, la volví a encender, disparé y... "memoria llena"...

¿No había borrado las fotos? ¿Tantas había hecho? La tarjeta era de 4 gigas; imposible. Miré las fotos en el visor de la cámara: ¡¡¡sólo había una!!! Abrí el compartimento de la tarjeta y... efectivamente: no estaba ahí. ¡La había dejado metida en el portátil! Así que para el segundo concierto tenía la memoria de 12 megas de la cámara, unas 16 fotos con la resolución mínima, con lo que decidí no hacer muchas fotos y disfrutar del concierto (no tenía otro remedio...)

Encima, sin flash, pues no había muchas posibilidades de que saliera algo decente, así que hice unas pocas algo borrosas, pero que muestran mi posición de esa noche en el teatro.

Y después del concierto, una "tradición": la visita al merchandising. Quería comprarme un par de camisetas que me habían gustado, así que.. armándome de valor fui al mostrador, me aseguré de que mi talla era la "M" y pedí la primera camiseta:

...cuando pedí la segunda, el tío de detrás del mostrador me dijo algo que no entendí y puse cara de "¿me lo repita?" y me lo repitió. Entendí algo de "For girl"... o sea, que quería comprarme una camiseta de chica... Decidí que una camiseta entallada no era muy conveniente para mi reputación, así que le dije que lo dejase, que no la quería, a lo que el tío preguntó (no me preguntéis por qué, pero ésto sí lo entendí) que si no tenía a nadie a quién regalársela. Yo intenté responderle que no, y que a mí no me quedaría bien, así que le di las "cenkius" y me largué al hotel, que fue donde me hice la foto, por supuesto...

Pero antes, cerca de mi hotel, vi un edificio vallado, en obras, con unos remates bastante peculiares en las vallas:

Era un edificio de la casa Lancaster; sí, ésa de los lápices de cuando éramos pequeños. Hice la foto que me quedaba en la cámara y me fui al hotel a dormir. Al día siguiente me levantaría temprano y visitaría las cosas pendientes que no había podido ver esta mañana. Mi avión salía a las 17'40, así que tenía casi todo el día si lo hacía bien...

Pero éso es otra cuestión que contaré en el cuarto día...