Pasando por lo alto

Como llevo una semana sin entrar en las redes sociales, voy enterándome de las noticias por la radio, mientras voy al trabajo por la mañana. ¡Y oye, que muy bien, ¿eh?!

También me entero de algunas otras cosas por los compañeros del curro. Hablaré de algunas que me han dado qué pensar así, como dice el título de la entrada, «pasando un poco por lo alto», sin entrar en muchas disquisiciones (que no me apetecen nada ahora mismo, aunque cualquiera de estas cosas daría para una entrada individual).

 

La adolescente y la viga.La chica y la viga Ya es una historia conocida: adolescente se sube a una azotea para hacerse foto colgada de una viga, adolescente se pone nerviosa y es incapaz de salir de ahí, bomberos tienen que ir a rescatarla… Hasta ahí, una chiquillada, una ida de pinza que, mirando las fotos, realmente tampoco era tan peligrosa a menos que allí soplara un viento de 120 kilómetros por hora.

Lo que me ha llamado la atención de todo esto es la cantidad de personas que se han apresurado a poner verde a la pobre chavala, llamándola de todo. Y me llama la atención porque parece que esas personas nunca han sido adolescentes. Ninguno ha hecho travesuras peligrosas. Todos han sido ciudadanos modélicos y responsables toda la vida.

Esa chavala tendrá suficiente con lo que le habrán dicho sus padres. No creo que necesite que miles de personas, que ni siquiera la conocen, la abronquen, la humillen, la insulten… En serio. ¿Y si dejamos de querer ser los padres de todo el mundo y nos preocupamos de no hacer el imbécil nosotros mismos?

 

Willy Toledo

Willy Toledo. Los tribunales la tienen tomada con él, está claro. De repente se ha cagado en Dios y en la Virgen, el pobre. ¿Qué opino? Pues que siempre consigue lo que quiere: atención mediática. Y eso, en España, es muy fácil, porque los que podríamos ofendernos con estas cosas somos muy torpes. Porque les seguimos el juego. Porque echamos espumarajos por la boca cuando alguna persona con necesidad de atención hace estas cosas de niño pequeño con berrinche, que es lo que quieren. Ya lo dice la sabiduría popular: «no hay mejor desprecio que no hacer aprecio». No sé en qué contexto diría esos exabruptos, pero él sabe perfectamente qué tiene que decir para que le echen cuenta, y lo hace. Porque, admitámoslo, no es más que eso: una pataleta de niño malcriado y caprichoso que quiere ser el centro de atención de los padres.

 

Una de redes. Manipula que algo queda

Qué fácil es crear un tuít falso y colgarlo en las redes, ¿verdad? En cinco minutos o menos tienes montada una noticia falsa o una declaración inventada. La sueltas en el proceloso mar de internet y, mientras que una persona busca si es verdad dicha información, un millón ya se han tragado la mentira y la están difundiendo por todas partes, casi al instante. Y la persona o el medio atacados no tendrán posibilidad alguna de borrar esa calumnia al cien por cien JAMÁS.

 

Stephen Hawking. El gran divulgador científico, llevándole la contraria a todos sus médicos, murió a la edad de 76 años. Fue un ejemplo de superación, de buen humor, de trabajo… para mucha gente. Decía no creer en Dios, pero trabajó en la Pontificia Academia de las Ciencias, donde resaltan «la enorme contribución científica que ha dado a la cosmología cuántica» y su fidelidad a la academia, en palabras de sus máximos responsables. Supongo que, ahora mismo, el bueno de Stephen estará comprobando de primera mano todas esas cosas que quiso desentrañar en vida; ha dado, por fin, con esa fórmula científica que lo explica todo. D.E.P.

Stephen Hawking y Pablo VI

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