A veces sueño cosas extrañas que permanecen en mi cerebro sólo unos pocos minutos después de despertarme; luego desaparecen y no soy capaz de volver a recordarlos por mucho que me empeño.
Otras veces los sueños son nítidos, claros, concisos, sobre cosas o personas que conozco; a veces consigo recordarlos, pero mi escasa capacidad retentiva me hace que se pierdan en algún recoveco de mi mente hasta otro momento en el que vuelven a aflorar…
Pero algunas veces sueño cosas que, al despertarme, toman una forma distinta a cuando las soñé. Es como si soñara bocetos de algo a lo que yo mismo tengo que darle cuerpo. Es lo que me ha pasado esta noche: cuando me he despertado sólo tenía un nombre en la cabeza, que se repetía una y otra vez: Silas; y un par de ideas: dar el estirón y gente diminuta que se hace gigante.
A menudo estas ideas suelo olvidarlas conforme transcurre el día, pero esta ha permanecido toda la mañana dándome vueltas en la imaginación, hasta que he llegado a casa y he conseguido darle alguna forma que, más o menos, creo que se acerca a la idea que estos «conceptos» querían transmitirme esta noche mientras dormía. Al final ha surgido esto.